¿Cómo demonios puedo soportar que seas incapaz de mirarme a la
cara, a los ojos?
Como puede ser que
tu, a quién llamaba amor y abrazaba dulcemente, a quién solía amar más que a mi
propio ser, no sea capaz de hablarme y que te hayas convertido en un ser
totalmente ajeno a mi vida?
Paralelamente de
todo, somos humanos, podemos equivocarnos pero nos vamos a levantar de nuevo.
No puedo soportar verte así, como un extraño, después de tantas noches complicidad y sueños compartidos. No puedo hacer como si nada, no me puedo mantener
indiferente porque me mata. Me está matando, todo esto. Porque por fin, cuando
conscientemente decido olvidarte de una vez por todas, mi subconsciente decide
reclamarte para él noche tras noche y al levantarme, muero de envidia, porque
los sueños son sueños, y por mucho que te imagine a mi lado, no puedo tenerte.
Nadie me dijo que fuera a ser fácil, pero ¿por qué séptimo cielo está
resultando ser tal infierno? Quemaría mi corazón por no echarte de menos, por
no tener esa cruel necesidad de acariciarte y besar esa comisura habitualmente
sonriente. Y quemaría mis hechos solo por hacerte más feliz pero ¿sabes?, no me
arrepiento. Debo pasar página y es lo que estoy intentando hacer, no puedes
reprochármelo y he decidido no hacerlo conmigo. No quiero tener remordimientos,
no quiero concomerme por dentro. Fue tu elección, en todo momento lo fue. No
voy a culparme más, no soy la acusada. Puede que no fuera ni el momento ni las
circunstancias de besar a esta persona, por la cual me odias, seguramente no fue lo correcto, pero fue lo que sentí en mis adentros y fue ese sentimiento recíproco el que alumbró mis acciones. Pero es la vida,
corazón, no voy a sentirme más como una traidora; no lo soy. Puedes decidir
dejarme ir, dejar de aferrarte a mí, a mi recuerdo más bien. Debes ser feliz y
no por ello querer que yo no lo sea. Verdaderamente deseo que tengas una vida
preciosa y repleta de emociones fuertes que te lleven a cuestionarte todo lo
que importa y lo que no. Solo quiero lo mejor para ti. Y como sé que ahora
mismo, yo, soy tu peor pesadilla voy a desaparecer, igual que el humo, sí. No
vas a verme, ni saber de mí, ni escucharme, te prohíbo hasta pensarme e
imaginarme. Piensa que he muerto, creo que incluso resultará más fácil. Piensa
que me he desvanecido en el aire húmedo de la mañana para no volver jamás. Y
cierra este maldito capítulo de la vida; nos lo hemos cargado por completo
entre tú y yo. Crece y vive como la alma libre que sé que eres y, quizás, en un
futuro volveremos a vernos, para recordar viejos tiempos.
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