Efímero como tu.

Y ahora estoy aquí, sola en compañía de la noche y de alguna estrella olvidada que aún alumbra algún que otro rincón escondido, y cada madera y astilla de este banco me recuerda a ti. El cigarrillo se va consumiendo poco a poco y su color, rojizo ardiente, me llena de ira a la vez que me entristece. El cigarrillo se va consumiendo y, con él, todo su significado: la nicotina, tan tóxica como el asfalto. La hierba del tabaco tan mala y natural a la vez. Y su terrible adicción. No eres tan diferente de este pequeño bastoncillo de basura, sabes? Ni siquiera puedo encontrar diferencia alguna. El humo se desvanece lentamente, huyendo hacia el cielo. Huyendo del propio cigarrillo, que es su madre si es que tiene alguna. Dicen que la materia es constante, todo lo que hay y existe permanece, cambia, pero permanece. Nacemos, vivimos y morimos. El humo sigue escapándose lentamente y de un modo tan elegante que hasta lo envidio. Se va sin remordimientos ni temores. No mira atrás ni pisa nada. Desaparece, igual que tu. La luz se filtra a través de él y llega a mis ojos, aturdidos y cansados de tanto aguantar, de tanto llorar y de tanto mirarte. Y aun así seguiría haciéndolo, seguiría contemplándote minuto tras segundo y día tras hora, hasta que mis ojos dijeran basta y la noche se me llevara con ella. Hoy no hay luna, le da una tregua al cielo y me desampara por una noche. "Te quiero, te quiero muchísimo, muchísimo, ¿me oyes?" dijiste no hace mucho, justo aquí, donde mi cuerpo descansa y te añora, y me acariciaste y me miraste a los ojos. "Te quiero". No puedes querer a alguien a quien ya has soltado de tu mano, a alguien a quien has echo naufragar contra toda marea. Es irracional e incoherente. Debes estar loco o quizás solo eres un niño jugando a querer, pero yo no soy tu barbie ni tu muñeco, no soy alguien de quien te puedas cansar y recuperar después, aunque te lo permita, no lo soy. Y tú, más que nadie, deberías saberlo. Pero mi amor te gusta, te abraza y te endulza la vida, y lo consientes, consientes que me estampe contra una pared de hormigón una y otra vez. Espero que por lo menos lo disfrutes. Te odio tanto que lo daría todo para que me quisieras de verdad. El cigarrillo se ha consumido, ya solo quedan las cenizas y un hilo de humo que se escapa de mis pulmones a medida que voy respirando. Porqué no se como lo hago, pero sigo respirando, aun qué mi corazón me pida lo contrario, aquí sigo, contemplando un cielo oscuro y desafortunado mientras tu vives ignorante. Mi pelo vuela con el viento y un escalofrío recorre mi cuerpo. Te odio tanto...

Estelas en la mar.

Tot s'acaba... a vegades entre llàgrimes i crits, altres entre somriures perfumats i d'altres amb silencis infinits, però tot s'acaba i deixa un buit, igual que una petjada en un paviment recent cimentat, que algun dia les fulles que fan tardor, la sorra portada de la mar i els cristalls de felicitat ompliran a bocins, de mica en mica, i amb l'ajut de l'invisible passar, el faran més bonic.

“Caminante, son tus huellas

el camino nada más;

caminante no hay camino

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino,

 y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino,

sino estelas en la mar.”

                           -A. Machado.

Es tanca un capítol, se n'obren de nous; i la vida continua.
"It's like we were meant to be, but at the same time, we weren't..."

D.E.P.

Tant se val el temps que passi, no importa quant plogui ni quantes fulles facin tardor.
No importa la distància, no existeixen les fronteres que ens allunyin de tu ni del teu somriure trapella que sempre portava aroma d'alegria. 
Segueixes aquí, en els nostres pensaments i en els nostres dies. 
Mil roses per a tu, que mai seran suficients.
Descansa en pau, tieta Teresina.
Tant de bo hi fossis i poguéssim gaudir del teu riure de nou.