About me

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Todos empezamos a escribir por la misma razón: para liberar los pensamientos más profundos que tememos pronunciar en alto; para ahogar nuestras ansias de llorar y de gritar; para libar el sabor de vaciarnos un poco por dentro y llenar, de arriba abajo, una hoja en blanco que sin nuestros pedacitos de alma en vela, seguro seria del todo insustancial. Ésta es la versión más pura de mi alma. Más bien dicho: esta es mi alma en carne viva. Descubre mis palabras, saborea mis ideas insumisas, absorve un poco de mi eséncia. Dicho esto, soy Alessia Garnet: un futuro, joven y prometedor proyecto de escritora. Una pequeña alma blanca, viva, caótica y valiente.

dimecres, 9 de gener del 2013

Hablamos del amor como quien habla del agua.

Hablamos del amor como quien habla del agua.
Decimos que odiamos como aquel niño que llora por llorar.
Prometemos cosas imposibles como quien canta en la ducha.
Nos jugamos la vida a cada paso, como quien juega al me quiere, no me quiere con una margarita.
Tomamos decisiones sin prestar atención a las múltiples posibilidades de la vida, como quien ve volar un pájaro.
Y todo pierde el sentido y luego lo recupera del modo más curioso y luego vuelve a perderlo y te encuentras delante del espejo, vacío aun qué lleno de ti. Tus ojos, tu nariz, tus mejillas, tus labios y aunque sabes perfectamente que ese espectro eres tu, eres incapaz de reconocerte y no hay más que el silencio y la incertidumbre, que pesa como un elefante dentro de tu cabeza y hace que tu sangre queme por todas la venas, sintiendo que el fuego estalla en tu interior.
Amamos sin temer, somos inconscientes e incoherentes. Queremos nuestra felicidad pero la ponemos en manos de alguien que la va a romper, por mucho que te quiera. Decimos que nuestro objetivo es ser felices, creemos vivir al limite "seize the day", "carpe diem", ... . 
Cuantos ríos tendremos que cruzar, cuantos océanos y montañas sobrepasar para ver que somos todos trocitos de pan, flores, el viento. Formamos parte de un único ser, la existencia. No somos nada y a la vez lo somos todo. Hablamos del destino, como si todos tuviéramos un guión. Como si estuviéramos predestinados a hacer cosas determinadas, como si fuéramos títeres de algún loco poeta que algún día perdió la pasión por las palabras y se fue en busca de un amante dentro de una botella de ron 43. No hay más que lo que hay, ni menos de lo más. Somos lo que queremos ser y hacemos aquello que queremos hacer. No existe "no puedo" que valgan ni "perdóname" que sea válido. Siempre puedes escoger, la respuesta equívoca siempre es una posibilidad y tantas veces la escogemos...! Y luego miramos al pasado y dejamos que las lágrimas brollen de nuestros ojos, como si la vida nos hubiera jugado una mala pasada, como si hubiéramos sido meras víctimas de la casualidad y del infortunio. Del pasar y del cronos, del mundo.      Há, todo pasado fue alguna vez un presente y en cada preciso instante hay la posibilidad de cambiar, elegir, moverte, gritar, saltar, morir, vivir, amar, odiar, dejarlo todo, arriesgarte, perder, vencer, escapar. Si miras atrás y te arrepientes significa que estás haciendo dos cosas mal: la primera, mirar atrás, en ése preciso momento te estás perdiendo cosas maravillosas. En segundo lugar, si miras atrás es que algo hiciste mal para que tu conciencia quiera escapar de la realidad una vez tras otra.
Sufrimos en silencio o lloramos a todo viento, no tenemos punto medio. Impulsivos como el mar, inconstantes, locos. Egocéntricos como el sol e humeantes como la lluvia. Cascadas de emociones que van a parar a un río donde la compasión lleva la corona y se apiada de toda alma desemparada. Y el fruto prohibido, siempre presente, que nos hace romper todo lo bello por un capricho. Tan delicioso como destructivo, tan temible como amar.
Y así como si nada, hablamos del amor como quien habla del agua.

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