¿Año nuevo, vida nueva?

Los humanos tenemos un curioso modo de pensar. Tenemos fe en cosas que no tienen ni pies ni cabeza y que constan de cero razonamiento científico. Creemos en que las personas a las que amamos no nos van a dañar y esperamos que un día pueda cambiar toda una vida... no parece tener sentido, ¿verdad? Entonces, si estamos de acuerdo en ésto, ya me diréis que sentido tiene  el deseo de año nuevo. Es gracioso porqué, en ese instante, tras la segundo décima campanada de la noche, tras casi atragantarte con la uva y morirte asfixiado, cierras los ojos y pides un deseo. "Voy a adelgazar". "Voy a ser mejor persona". "Voy a sacar mejores notas". "Voy a hacer grandes cosas." "Escribiré un best-seller". "Llegaré a ser alguien". "Voy a decirle que le quiero". "Voy...." Y tantos deseos que mueren en el mismo siguiente segundo. Como si el echo de cambiar de fecha cambiara algo de tus entrañas, alguna ley universal o el mundo en si. No es necesaria un cambio de año ni una noche especial para hacer algo, solo se necesita la voluntad y el valor de hacer realidad tus sueños. Nos engañamos sin darnos cuenta y nos defraudamos una vez tras la otra sin querer verlo. A veces me pregunto si amar tiene sentido, si llegaré a conocer a alguien por quien valga la pena cruzar continentes, océanos y horizontes. Me pregunto si puede ser que alguna vez ame tanto que quiera envejecer a su lado, con quien quiera compartir mis debilidades y mis miedos y que me haga tirar todo este cinismo que cargo encima por la ventana. Me pregunto si hay alguien ahí fuera que piense como yo y en el fondo, sin saberlo, me esté buscando a través de este cúmulo de almas perdidas. Sería bonito pensar que esa persona existe, seria bonito si no pensara que vivimos engañados por una sociedad errónea que no mira dentro de los ojos sino que roza la piel y canta para no oír. Verás, tengo una gran debilidad: adoro los dramas, las historias de amor que acaban mal y que te parten el corazón. Soy incapaz de no derramar lágrimas con un buen drama, totalmente incapaz. La gente lo atribuye a la tristeza, a la sensibilidad, hasta a la "cursilería", pero se equivocan. Me gustan los dramas porqué no acaban bien, los personajes nunca acaban contentos y felices comiendo perdices. Los personajes acaban con grandes pérdidas, con miradas perdidas y heridas abiertas y es justamente por eso que me encantan. Como dicen, cuando la noche es más oscura es porqué el alba está al por llegar. Después de una lágrima solo puede llegar una sonrisa así como después de la noche solo puede llegar el día y no es que crea en que la felicidad sea eterna pero creo que tras cosas malas, otras preciosas aguardan. Lo esencial está en saber apreciarlas.

A. Garnet & Fitch